Tenemos Madrid. Tenemos 48 horas para exprimirlas. Tenemos ansiedad porque no sabemos si eso será posible. Tenemos ganas porque Madrid es como ese amigo de mirada y charla chispeante al que siempre quieres ver. Tenemos que elegir porque Madrid es denso. Tenemos que asumir que hay tantos ‘Madrid’ como queramos y que éste es solo uno de ellos. Ojo: no estamos escribiendo la enésima carta de amor a Madrid; no queremos que se lo termine creyendo como otras ciudades. Madrid no necesita nuestras cartas.
VIERNES
21 h. Ha sido solo una tapa, o un pincho, como se dice por aquí. Aún hay que cenar. No lo haremos lejos. Hemos elegido Navaja, un restaurante que abrió hace pocos meses con una propuesta curiosa para este barrio. Sirve platos tienen una base de cocina gallega, el lugar de los dueños, Libia y Álex, dos tipos muy simpáticos a los que se ve implicados en su criatura. A partir de Galicia, esta cocina viaja a Latinoamérica y Asia y lo hace con un producto fresquísimo, una carta muy pequeña y ganas de repetir todos y cada unos de los platos. Recomendamos dejarse llevar por las recomendaciones, pero que no falten las navajas y el aguachile. Igual te encuentras con algún famoso, pero eso en Madrid no nos impresiona, porque en eso parecemos neoyorquinos.